Aunque los arqueólogos se esfuerzan por hacer de la arqueología una disciplina científica, en todas las investigaciones en las que se desarrolla un trabajo de campo interviene el azar. El histórico hallazgo de las ruinas del palacio de Knossos, en Creta, por Arthur Evans, tuvo mucho azar.
En 1892 conoció a Halbherr, el arqueólogo que organizó toda la investigación arqueològica en Creta. En 1897, Evans consiguió el permiso de excavación. En esta ocasión, sus ideas liberales le sirvieron de ayuda: en el mismo año esalló en Creta una revuelta contra el dominio turco, que llevó en 1898 a la independencia.
A los pocos días, habían hallado 700 tablillas con inscripciones que comparó con las mesopotámicas. Siguió trabajando en su descubrimiento 30 años más.
martes, 6 de abril de 2010
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